En esta tercera parte del artículo técnico escrito por Mark Patrick de Mouser Electronics para nuestro periódico técnico y después de explicar la utilización de las huellas dactilares para nuestros dispositivos, se desarrolla la posibilidad del reconocimiento facial como medida de seguridad.
Con el iPhone X, Apple ha introducido un nuevo tipo de sistema de reconocimiento facial que emplea los sensores IR para mejorar la seguridad. Mediante la tecnología de detección de profundidad se superan antiguos problemas asociados con el reconocimiento facial, como la capacidad de simular caras mediante fotografías.
De hecho, los smartphones Android ofrecen el reconocimiento facial como opción de autenticación desde hace bastante tiempo, pero problemas de seguridad han hecho que nunca se le haya dado mucha publicidad a esta función. Mediante la cámara frontal, el reconocimiento facial de Android utiliza una fotografía de la cara del usuario junto con algoritmos de reconocimiento facial de Google para determinar una coincidencia.
Los smartphones Android más modernos de Samsung complementan el reconocimiento facial con el escaneo del iris; esto aumenta aún más la singularidad, ya que incluso las personas genéticamente idénticas, como los gemelos, tienen patrones de iris diferentes. A diferencia de las caras, los iris tienden a permanecer iguales con el tiempo, independientemente de la edad o la salud, y la presencia de cabello o maquillaje no dificulta su reconocimiento.
Aunque las caras y los iris son extremadamente exclusivos, es posible engañar a los sistemas biométricos de imágenes mediante fotografías de alta resolución. Asimismo, estos sistemas se ven afectados por las condiciones de iluminación ambiental. Todo ello puede ser aceptable en entornos tales como el control de pasaportes en los aeropuertos, donde la luz ambiente está regulada y se supervisa a los usuarios para evitar la falsificación, pero es problemático en dispositivos móviles como los smartphones.
Tecnología para el reconocimiento facial
Para solventar la mayoría de estos desafíos, la nueva tecnología Face ID del iPhone X utiliza tecnología de detección de profundidad IR, similar a la que se encuentra en las cámaras RealSense de Intel. El reconocimiento facial del nuevo iPhone utiliza sensores IR y luces para crear una imagen en 3D de la cara. Primero se ilumina la cara con una luz de inundación IR, a continuación, un proyector de puntos IR ilumina 30.000 puntos de la cara del sujeto, la cámara IR captura esta imagen IR y la compara con los datos de reconocimiento facial almacenados en el dispositivo.
En comparación con los sistemas de reconocimiento facial puramente visuales, este tipo de sistema de reconocimiento facial con detección de profundidad e IR es mucho más preciso. La detección de profundidad implica que no es posible engañar al sistema con fotografías, y Apple afirma que, si bien Touch ID es único para 1 entre cada 50.000 personas, su Face ID es único para 1 entre cada millón de personas. Puesto que la luz IR va más allá del espectro visible, tampoco está sujeta a los caprichos de las condiciones de la iluminación ambiental, como la poca luz o la luz solar brillante.
¿Es infalible? Bueno, no es posible engañar a Face ID con fotografías, e incluso máscaras realistas creadas por artistas de efectos especiales de Hollywood han fallado. Sin embargo, utilizando un proceso sofisticado que implica la impresión en 3D y el acceso físico a un usuario autenticado, investigadores de Vietnam afirman haber creado máscaras faciales capaces de engañar al sistema.
Aunque el engaño no es imposible, la sofisticación y el esfuerzo necesarios para poner en riesgo la seguridad de Face ID demuestran que el reconocimiento facial mediante tecnología de detección de profundidad IR es una técnica legítima de autenticación biométrica que equilibra la comodidad y la seguridad en las aplicaciones de consumo.
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